Del Potro: el bronce no alcanza
Por Pablo Lisotto
Enviado especial
LONDRES.- El título es una irónica referencia a aquella portada de la revista El Gráfico, cuando publicó «La plata no alcanza», después del buen trabajo de la selección argentina de fútbol en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Después de lo que exhibió Juan Martín en Londres 2012, el bronce sobra. Es un premio merecido e histórico. En los Juegos, ser medallista es sensacional y único, y no necesariamente todo pasa por los que ganan el oro. Incluso, al tandilense probablemente le haya servido para ganarse un poco más al público, ene sa estúpida confrontación creada, en la que «o sos de Delpo o sos de Nalbandian»…
En ese contexto, Delpo se subió al tercer escalón del podio luego de superar, nada más y nada menos, que al serbio ovak Djokovic por 7-5 y 6-4, sin olvidarnos que su derrota en semifinales ante Roger Federer por 3-6, 7-6 y 19-17, terminó resultando un hecho inolvidable y consagratorio.
Precisamente, de eso se hablará hoy en este espacio.
Poco antes de viajar a Londres 2012, un taxista me decía: «No fue bueno el planteo táctico de Pareto. Yo sé de judo. Si yo estaba en su cuerpo técnico, se traía la de oro». Ese mismo día, por la noche, una persona que estaba cerca de mí, le contaba a otro por celular: «¿No viste la chilena de De Cecco? Fue espectacular. Y además mirala porque va a ser la única chilena que veas. Los muertos del fútbol no se clasificaron. Si, si, el inútil de Perazzo logró lo imposible.» Un par de días después, escuché por la calle: «Ahora que les pagamos las becas con nuestros gastos del celular (en referencia al porcentaje de las comunicaciones por esa vía que se destinan al deporte argentino), traemos menos medallas.
Qué tan diferente sería todo si cada uno se ocupase de lo suyo y no haya tanto desgaste mental en opinar por opinar, muchas veces desconociendo el tema que se trata.
La creación del ENARD (Ente Nacional de Alto rendimiento Deportivo) es una piedra basal en la estructura deportiva de la Argentina. Y quienes hayan leído antes cuáles eran las aspiraciones de los dirigentes en estos Juegos, sabrán que Londres 2012 era una etapa necesaria en el proceso, pero austera en lo que se refiere a la cosecha de medallas. Recién en Río 2016, los objetivos a cumplir estarán más claros, y la idea inicial es meter a la Argentina entre los 20 mejores países del mundo: para ello, se deben cosechar al menos 5 o 6 oros.
En este escenario, es entendible que las Leonas y la Generación Dorada sigan en carrera, Resulta una alegría inmensa la evolución del vóleibol y, en menor medida, la del handball. Sorprende gratamente lo de Fede Molinari, metiéndose en una final olímpica con sus anillas y lo de Germán Lauro, finalista en lanzamiento de bala. Y deja un sabor amargo el hecho que Paula Pareto se haya quedado a las puertas de retener su bronce olímpico.
Muchas veces, por nuestra propia manera de ser, al primer traspié comienzan los rumores. Y en definitiva, la etapa evolutiva de un deportista debe ir acompañada de un tranajo constante y rentado, para que se enfoque en lo suyo y nada más. Y de nada sirve tirar abajo todo lo realizado para arrancar de nuevo. Es mejor aprender de los aspectos en donde hubo fallas para mejorar.
Volviendo al tenis, una imagen para comparar: Roger Federer, en lo que tal vez fueron sus últimos Juegos Olímpicos, no pudo con Andy Murray y debió conformarse con la medalla, que besó dos veces, antes de exhibirla sonriente en su pecho, parado en el segundo escalón del podio. Hernán Crespo, en Atlanta 1996, apenas recibió la medalla al segundo puesto, se la sacó y se la guardó en el bolsillo.