Basta de ViolenciaDenuncias

La ciudad goleada

¿Por qué Newell´s y Central pelean por no descender?

¿Qué hay detrás de Eduardo López?

¿Quiénes se benefician con el saqueo de Rosario Central?.

Estos y otros temas se desarrollan en el libro «Central y Ñuls: la ciudad goleada. Fútbol, lavado de dinero y poder. (Segunda parte)«, del periodista Carlos del Frade, que se presentará este jueves 3 de julio en el auditorio del Sindicato de Luz y Fuerza de Rosario (Paraguay 1135) a partir de las 20.

La entrada es libre y gratuita y el costo del ejemplar, 25 pesos.

Analiza Del Frade en el semanario Análisis de la actualidad:

Ciento cincuenta jugadores vendidos, un campeonato muy de vez en cuando, más de 100 millones de pesos en deudas y los dos clubes en convocatoria de acreedores son la síntesis de las mayores identidades populares de la ciudad, Newell’s y Central. Patrimonios colectivos privatizados, hinchadas seguidoras y sin mucho más que su amor incondicional y dirigentes enriquecidos en medio de la caída en picada de las instituciones. Síntesis de los años 90. Clara expresión del saqueo sufrido en todos los niveles existenciales durante aquella década y que se continúa en el presente. Lo que sigue es una síntesis del próximo libro de investigación periodística del autor de esta crónica. Detrás de este despojo al pueblo de la ciudad están involucrados todos los poderes republicanos que dejaron hacer semejante atropello contra las mayorías. Un libro y una nota que hablan de fútbol sin hablar de la pelota. Porque el negocio de la pelota está manchado, más allá de la frase de Diego Maradona. Rosario es una prueba de ello. En el fondo, se trata de un ensayo más de la violenta burguesía medio pelo que asomó durante los tiempos del menemismo rubicundo.

Éste es un libro de fútbol sin hablar de fútbol. Un libro que forma parte de la historia de los años 90 que continúa en estos días. Y que arranca con algunas postales de los años 70. Postales futboleras y por lo tanto, sociales, políticas, culturales, existenciales. Porque casi nada del presente puede explicase sin hablar de aquellos años de sueños colectivos inconclusos y pesadillas impuestas.

En abril de 1974, la Selección Rosarina de Fútbol le ganó a la Nacional por 3 a 1, con baile incluido. Carlovich, Kempes y Zanabria demostraban por qué la ciudad era considerada por aquellos años la capital nacional del fútbol.

En las tribunas de la cancha de Newell’s, canallas y leprosos cantaban juntos sin olvidar jamás su tradicional rivalidad. Pero gozaron del fútbol que desplegaban sus jugadores. No se pelearon entre ellos. Fue un momento diferente en un momento también diferente del país y la región. Había otra conciencia política y se sabía que más allá de las camisetas, en la cancha grande de la historia, los hinchas rosarinos peleaban juntos contra las minorías del privilegio. Y en la cancha chica, los dos venían de triunfo en triunfo. Tanto Central como Newell’s.

Nunca más se hizo un partido similar. Nunca más la ciudad volvió a ser lo que era. Salvo cuando se reinauguró el estadio de Central, previo al Mundial de 1978, en plena noche carnívora. Pero allí vino la Selección Juvenil y se enfrentó con un equipo rosarino sin nombres conocidos. Cuando en mayo de 2005 reapareció la Selección Juvenil Sub 20, el espectáculo en las tribunas fue otro. Los jugadores de Central y Newell’s eran silbados de acuerdo a las pasiones de los que habitaban las tribunas…

Pablo Lisotto

Nació en la Argentina en 1975. Es Licenciado en Periodismo (TEA 1998). En marzo de 2006 creó www.damepelota.com.ar, por el cual recibió diferentes premios y reconocimientos (por ejemplo, fue invitado a los Juegos Olímpicos de Londres 2012). Actualmente cubre la actualidad de Boca Juniors para la sección Deportes del diario LA NACIÓN. Escribió seis libros: "50 Grandes Momentos de los Juegos Olímpicos", "50 Glorias del deporte olímpico", "50 Grandes Momentos de los Mundiales de fútbol" y "50 Grandes Momentos de la Copa América" (Al Arco, 2012, 2014 y 2015. Se pueden leer gratis en este sitio) y "Hazañas y Leyendas de los Mundiales" (Atlántida, 2014) y "Hazañas y Leyendas de los Juegos Olímpicos" (Atlántida, 2016). A fines de 2012 recibió una Mención Especial de ADEPA, en la categoría Deportes. Es especialista en Olimpismo y en Mundiales de Fútbol.

3 comentarios en «La ciudad goleada»

  • La persecución de López sobre los hinchas «opositores de newells» es infrahumana. No se puede dejar de alentar ni criticar a nadie del club, porque en dos segundos hay 10 monos de la mano de él que te están limando a golpes.
    es una situacion muy dura que no va a termiar hasta que este tipo deje de existir. Es el dueño de la mitad de Rosario, le compró parte de la deuda de Rosario Central…imposible con un tipo así.
    Cuando uno está cerca de Grondona…
    Saludos

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  • Es muy interesante lo que planteas y son preguntas que realmente tienen respuestas pasa que por obra de magia nunca se pueden publicar los atropellos que se cometen ene stas dos instituciones.

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  • Sin necesidad de irnos a Rosario, acá nomás tenemos casos de barrios y ciudades periféricas goleadas por intereses que van más allá de lo deportivo. En cierto momento de la historia del fútbol, allá en tiempos del amateurismo marrón y primeros treinta años de profesionalismo legal, los «seis grandes» (luego, cinco) lo eran porque reunían, además de la grandeza deportiva en el verde césped (copyright Ángel Amadeo Labruna), cincuenta o cien mil socios cada uno, que practicaban deportes y garpaban la cuota, manteniendo identidades sociales en sus barrios. Luego, se las compusieron para ser entidades adoradoras de sus propios verdugos. Que la Bombonera haya pasado de llamarse como el presidente bostero que la hizo construir para tomar el nombre del que dejó a Boca en pelotas, que Independiente o San Lorenzo hayan tardado cincuenta años en tener una cosa parecida a un estadio, que Racing haya dejado de ser un grande para ser apenas un histórico cuyos simpatizantes son hinchas de sí mismos y no del equipo que los debería representar (siguiendo el camino que Huracán emprendió con el profesionalismo), son fenómenos similares al que protagonizan hoy los dos grandes rosarinos.

    Para resumir: los clubes de (y ‘con’) fútbol son dirigidos por la misma gente que hace política, comercio o industria en gran escala en la Argentina. Es imposible que no se haya ido contaminando de hábitos mafiosos, decadencia y charlatanería excesiva. La prensa, que en otros tiempos contenía una fuerte minoría que intentaba hacer reflexionar al hincha y convencerlo de las ventajas de ser deportista y aun dirigente social, duerme y cumple con la ‘obediencia debida’ a los poderosos.

    Así que hay que joderse. Don Julio Humberto no está ahí por casualidad: sus opositores son tan chantas como él.

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