Manosear al ídolo (y al hincha)
Resulta realmente impresentable lo acontecido en la última semana en relación al supuesto regreso de Ariel Ortega a River Plate.
En un hecho que trasciende la vida deportiva del club de Núñez, fueron varios los que quisieron sacar su importante tajada política, en el inicio de un año electoral muy complicado.
Carlos Ávila, el responsable, junto a Julio Grondona, de que la mayoría de los clubes de fútbol de la Argentina estén al borde del colapso y subsistan gracias a las migajas que les da la TV, jugó una ficha arriesgada y revolucionó el cierre del mercado de pases cuando sentenció: «Yo compro a Ortega y lo cedo a River gratis«.
La frase terminó siendo mentira, y seguramente Ávila pagará los platos rotos en diciembre, ya que si ese individuo ganara las elecciones y sucediera a Aguilar, sería el «broche de oro» y el comienzo del fin para River Plate, algo que los socios del Millo habilitados para votar no deben permitir.
Mientras tanto, juegan con la salud mental y con las ilusiones de los hinchas y del ídolo, quien precisamente no está listo para sufrir una nueva frustración, ya que podría afectarlo en su tratamiento contra el alcoholismo, algo que sería doloroso, y de una (i) rresponsabilidad total de Ávila.
Como era de esperar, el Burrito reaccionó ante tanto manoseo y criticó a todos los involucrados (I y II), y hasta Maradona resumió la situación con su estilo: «Fue un asco«.
Veremos si las inscripciones que hicieron River y Colón (?) para contar con el jujeño llegan a buen puerto, o si forman parte del mismo circo.
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Me parece que si Aguilar quisiera que Ariel esté jugando en River ni lo hubiera dudado. Ortega es River.
Saludos.