Qué dejó la goleada argentina a Uruguay (más allá de Messi…)
Con una actuación descollante de Lionel Messi, autor de dos tantos, la Argentina goleó 3 a 0 a Uruguay en Mendoza, y cerró la primera rueda de las Eliminatorias Sudamericanas 2014 como único líder.
Si alguien no miró el partido y lee cómo terminó, tal vez no comprenda la real dimensión de lo que sucedió en tierra cuyana. Porque si bien el tanteador final suena contundente, el trámite del partido no lo fue tanto.
Por empezar, el clásico rioplatense estuvo 65 minutos 0 a 0. Recién a los 20 minutos, una electrizante sociedad entre Lionel Messi y Angel Di María terminó con la apertura del marcador, gracias a la velocidad y a la punta del botín de la Pulga, que desairó al muy buen arquero que es el uruguayo Fernando Muslera.
Por el contrario, el 1 a 0 levantó el telón a 25 minutos a todo trapo por parte del equipo argentino. Una vez quebrada la resistencia charrúa, que fue a Mendoza con un planteo demasiado conservador para la terrible potencia goleadora que tiene el actual campeón de América, Messi y compañía encontraron muchos más espacios y se hicieron un festín.
Nueve minutos después, en otra rápida jugada colectiva, entre Messi, Di María y Agüero construyeron el segundo (autoría del Kun), y bastaron cinco minutos más para que Lionel selle el resultado con un tiro libre ejecutado con inteligencia, que viajó a la red al ras del piso y se clavó al lado del poste izquierdo del 1 de Uruguay.
Pero más allá del siempre bienvenido triunfo holgado, y encima en un clásico, la Argentina dejó una imagen más importante en suelo mendocino.
El equipo de Sabella terminó se ratificarse como tal. Estos son los jugadores que este técnico eligió, y son ellos los que buscarán el pasaje al Mundial de Brasil, por un camino que ilusiona pero que no debe enceguecer. Se sabe, por lo general demasiado elogio termina empalagando y no es sano para nadie. Ni para los protagonistas, ni para los espectadores, ni para los rivales del corto, mediano y largo plazo.
De todas formas, sería injusto no reconocer el enorme mérito que tiene Alejandro Sabella en la actualidad de Lionel Messi. La Pulga nunca se sintió tan cómodo con la camiseta argentina como desde la llegada del actual DT a la selección nacional. Sus sonrisas tras cada gol, sus guiños al banco de suplentes en pleno encuentro y su alegría genuina una vez consumada la goleada dejaron en claro que en este contexto, Messi disfruta y es feliz. Como nunca antes. Ni con José Pekerman, ni con Alfio Basile, ni con Diego Maradona ni con Sergio Batista Leo se sintió como con «Pachorra». Al margen de su clara y evidente evolución como jugador y como ser humano en los últimos años, el entrenador «algo» diferente hizo para que Messi explote y juegue con la albiceleste «igual que en Barcelona», como se pedía antaño.
El camino es largo. Apenas se jugaron ocho partidos de 16 y el martes ante Chile será otra parada brava, en donde el equipo deberá exhibir mejoras en relación a la imagen que dejó en su última presentación como visitante (opaco empate con Perú en Lima).
Pero lo importante y lo que vale destacar hoy es que este es el camino, aún cuando todavía restan aspectos por mejorar, lo cual no es poco.