¿Quién gana?

Durante mi infancia, la lectura de la revista El Gráfico era uno de los momentos más placenteros. El lunes a la noche, mi papá me traía la edición de esa semana «recién salidito del horno». Y, sin dudas, una de las secciones más esperadas era una en la cual, en la semana previa a un superclásico, dos periodistas de la redacción pronosticaban quién ganaba, amparándose en su análisis previo.

A modo de homenaje a esa olvidada sección, dos colegas, a quienes agradezco profunda y públicamente, jerarquizan Dame Pelota y realizan esa misma tarea que tanto se extraña.

En orden estrictamente alfabético (de los equipos) aquí van ambas posturas:

Gana Boca
(por Pablo Vicente. Periodista. Cubre la actualidad de Boca Juniors para el diario Olé)

Juguemos a las adivinanzas, como propone Pablo Lisotto desde este rico espacio que es de parada diaria obligatoria, y supongamos que por ser periodista y por estar muy cerca de la actividad de un club uno desarrolla ciertos dotes de clarividencia. Entonces, hechas las aclaraciones del caso, ahí va mi voto para Boca.

La razones obvias que escucharemos de boca de nosotros «los expertos», siempre con voz firme y tono elevado, prestos para la pelea que parece inevitable en estos tiempos de fútbol-show, apuntarán a que la tabla de posiciones muestra que Boca está mejor que River; que el equipo de Carlos Ischia dejará el alma para no quedar definitivamente afuera de la pelea del torneo; que un superclásico es la mejor oportunidad de sobreponerse a un tsunami interno; que tiene pibes bravos y con hambre; que descansó dos semanas después de una seguidilla devastadora; que se juega el semestre más allá de que quede el consuelo de la Sudamericana… Y, entre todas las razones posibles, particularmente me quedo con una: Juan Román Riquelme. Más allá de sus calidades, innegables, el tipo algo debe tener para haber perdido sólo dos de 13 superclásicos en su vida. Contando, entre esos dos, la derrota por 2-1 en la Copa Libertadores 2000 que a la semana fue clasificación a la semifinal.

Aún así como está, baqueteado y sin pretemporada, saturado y fastidiado, cuestionado y enojado, el domingo Riquelme juega para Boca.

Gana River
(por Diego Borinsky. Periodista. Prosecretario de Redacción de la revista El Gráfico)

Suele afirmarse cual dogma irrefutable por periodistas, protagonistas y afines que el clásico es un partido aparte y que los antecedentes no pesan. Y se convalida la sentencia con ejemplos de diferentes años. Sin embargo, si uno hiciera la lista complementaria, comprobaría que son muchas más las veces en que sí influyen los momentos de los equipos.

¿Por qué River es candidato a ganar este partido?

  • Porque Boca juega sin dos de sus tres cartas de mayor influencia de los últimos años: Martín Palermo y Rodrigo Palacio.
  • Porque Ischia apuesta aparentemente –según los ensayos semanales- a una defensa con esquema inédito de cinco hombres con apenas un delantero de área. No siempre poner más hombres en función de ataque garantizan llegadas masivas y poderío ofensivo, pero el amarretismo suele pagarse caro en el fútbol, valga la paradoja.
  • Porque después de mil pruebas y ensayos en los últimos meses, Simeone apostó por una formación que dio a conocer con una semana de antelación. Es sinónimo de que está conforme con el funcionamiento visto en los entrenamientos y supo irradiar tranquilidad a sus soldados y al ambiente.
  • Porque Ischia arriesgará poniendo en un puesto tan decisivo como el de arquero a un chico que no llega a los 5 partidos en primera. Una determinación que le puede costar muy caro. También apuesta fuerte utilizando un esquema que sólo empleó en la altura de Quito con chicos de inferiores.
  • Porque el ambiente en Boca está demasiado revuelto y a pesar de las conferencias de prensa y declaraciones pour la galerie para bajar los decibeles (Caranta afirmó que estaba todo en orden pero ni concentraría; Riquelme no hizo demasiados esfuerzos este jueves por disculpar a Cáceres), da la sensación de que ante el primer traspié, puede caerse la estructura como un castillo de cartas. En Boca, incluso ya dan a Ischia con un pie afuera. En ese contexto, resulta poco probable imaginar un clima de unión.
  • Porque los jugadores de River le han encontrado la vuelta al clásico jugando en su estadio y es un factor psicológico nada desdeñable. En los últimos cuatro años, River empató uno de ellos (0-0 en 2005; Merlo vs. Basile) y ganó otros tres (2-0 con Astrada en 2004; 2-0 y 3-1 con Passarella en 2006 y 2007). Todo parece indicar que la tendencia se mantendrá.

Pablo Lisotto

Nació en la Argentina en 1975. Es Licenciado en Periodismo (TEA 1998). En marzo de 2006 creó www.damepelota.com.ar, por el cual recibió diferentes premios y reconocimientos (por ejemplo, fue invitado a los Juegos Olímpicos de Londres 2012). Actualmente cubre la actualidad de Boca Juniors para la sección Deportes del diario LA NACIÓN. Escribió seis libros: "50 Grandes Momentos de los Juegos Olímpicos", "50 Glorias del deporte olímpico", "50 Grandes Momentos de los Mundiales de fútbol" y "50 Grandes Momentos de la Copa América" (Al Arco, 2012, 2014 y 2015. Se pueden leer gratis en este sitio) y "Hazañas y Leyendas de los Mundiales" (Atlántida, 2014) y "Hazañas y Leyendas de los Juegos Olímpicos" (Atlántida, 2016). A fines de 2012 recibió una Mención Especial de ADEPA, en la categoría Deportes. Es especialista en Olimpismo y en Mundiales de Fútbol.

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