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Despedida y cierre

Me da la sensación que muchas cosas han cambiado en este mes de competición, para los que han ganado y para todos los demás. También habrá gente que piense que nada ha cambiado.

Me da la sensación que ahora todos tenemos una nueva idea de Sudáfrica, de su potencial como nación, de sus miserias y sus riquezas, de su gente y sus dirigentes, de sus problemas actuales y del camino que les queda por recorrer. También habrá gente que piense que siguen siendo tercermundistas.

Me da la sensación que en este mundial ha ganado el fútbol y han quedado en las tres primeras posiciones las selecciones que mejor juego han practicado, y se ha castigado el fútbol rácano que en otras ocasiones llegó a finales e incluso alguna ganó. También habrá gente que piense que se ha visto un injusto ganador.

Me da la sensación que en este mundial ha perdido el arbitraje, con errores de bulto, selecciones agraviadas y quejas en pos de provocar un salto hacia el uso de las nuevas tecnologías. Las designaciones arbitrales han sido cuando menos discutibles: ¿no participan las 32 mejores selecciones? ¡Pues traigan ustedes a los mejores árbitros! ¿Tan buena es la liga guatemalteca o la uzbeka? Esto no es un desfile de Naciones Unidas, es una competición donde vienen los mejores. También habrá, los menos, que comulguen con este modelo.

Me da la sensación que unas cuantas selecciones nacionales (Holanda, Alemania, Uruguay, Argentina, Brasil… y alguna más que me dejo) estarán entonando el “si hubiésemos… podríamos haber…”, que se van con la sensación de poder haber hecho más, haber llegado a la final, haber… ¿ganado? En este mundial he aprendido que el fútbol no es matemático, dos y dos no son cuatro: ¡lo que cuesta ganar un mundial! Creo que todos ustedes, queridos lectores y amantes del deporte rey, estarán de acuerdo.

Me da la sensación que cuando más me voy a emocionar va a ser esta tarde cuando los jugadores paseen la copa por las calles de Madrid, y a la vez me da pena de ver lo rápido que se nos va a olvidar. ¿Olvidar? ¿Algo como esto? Pues sí, cuando vayamos a Brasil a disputar (previa clasificación) el siguiente mundial, volvernos en cuartos será de nuevo un fracaso y nadie va a argumentar que ya tenemos una estrella en la camiseta. Sólo vale el presente porque al fin y al cabo gana uno y pierden los demás (por muy bien que hayan jugado). Hagan un ejercicio de memoria y repasen las caras de los brasileños al caer en cuartos (con cinco estrellas en el pecho), caras de fracaso, como las de los italianos, franceses, argentinos y alemanes. Pero no se preocupen del todo, ya se encargará el periodismo deportivo de renacer la ilusión en nuestros corazones con las siguiente Copa América o Eurocopa y todo lo malo quedará olvidado.

Un fuerte abrazo y suerte a todos.

Pablo Lisotto

Nació en la Argentina en 1975. Es Licenciado en Periodismo (TEA 1998). En marzo de 2006 creó www.damepelota.com.ar, por el cual recibió diferentes premios y reconocimientos (por ejemplo, fue invitado a los Juegos Olímpicos de Londres 2012). Actualmente cubre la actualidad de Boca Juniors para la sección Deportes del diario LA NACIÓN. Escribió seis libros: "50 Grandes Momentos de los Juegos Olímpicos", "50 Glorias del deporte olímpico", "50 Grandes Momentos de los Mundiales de fútbol" y "50 Grandes Momentos de la Copa América" (Al Arco, 2012, 2014 y 2015. Se pueden leer gratis en este sitio) y "Hazañas y Leyendas de los Mundiales" (Atlántida, 2014) y "Hazañas y Leyendas de los Juegos Olímpicos" (Atlántida, 2016). A fines de 2012 recibió una Mención Especial de ADEPA, en la categoría Deportes. Es especialista en Olimpismo y en Mundiales de Fútbol.

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