Holanda, con mentalidad ganadora
Las vuvuzelas volvieron a sonar en las calles holandesas. El equipo de Van Gaal supo revertir un primer tiempo difícil, con un exceso de empeño en frenar a los australianos, pero con emoción y mucha adrenalina en juego. Las dudas se despejaron: Holanda es un serio candidato.
Los naranjas se fueron al vestuario con un empate a un gol (marcó Robben y descontó Cahill, por los “aussies”) y regresaron con otro esquema, el que sumó otro atacante a la dupla de Robben y Van Persie, con Memphis Depay, el que sentenció el 3-2 y puso al equipo en el umbral de los octavos de final.
Antes del encuentro el holandés de a pie auguraba el triunfo. Del orgullo por la goleada contra España ahora se anima a soñar y como prueba bastaba con asomarse a las oficinas y a cualquier ambiente público a las 18 horas. Ni un alma.
Los goles se gritaron, se sudó la camiseta aquí y allí, porque el equipo de Van Gaal no baja los brazos y gana en confianza en cada partido. Los momentos de zozobra, como la apuesta desacertada del esquema 3-4-3, el mismo que le aportó la victoria frente a la roja, sirvió para (aprender a) reaccionar a tiempo y modificar la estrategia, con un nuevo esquema defensivo (4-3-3) con el que levantó cabeza, pese a quedar abajo del marcador tras un penal que no fue y que sentenció Jedinak.
La vida pone a pruebas a este equipo “azul” (¡no sea que la histórica naranja corte la racha!) que deberá enfrentar el lunes a Chile sin Van Persie, que sumó su segunda amarilla. El equipo tiene por delante la oportunidad de reafirmar el poder de la confianza, a pesar de la ausencia de una de las estrellas goleadoras o, como dijo un colega: “Tenemos que ser prepotentes”.