Juan Román Riquelme: cómo preservar al ídolo

Por Martín Fernández

Hay una realidad en el equipo de Boca, que Bianchi no quiere ver (por convicción, complacencia, o vaya uno a saber por qué) y es la permanencia de Juan Román Riquelme en el equipo, con sus ventajas y desventajas.

Nadie duda de las condiciones técnicas de J.R., pero para estos tiempos que corren, a este Riquelme hay que evaluarlo por lo que es y puede producir en el campo de juego y no por lo que fue: UN INMENSO JUGADOR.

Es en el medio del campo, donde se producen los “combates”, (hoy más que nunca), para prevalecer en el dominio del juego y para eso, tiene que haber equilibrio. Tres o cuatro que solo “jueguen”, no alcanza. Tampoco que “metan” solamente, con limitaciones técnicas. Entonces todos tratan de tener el famoso “equilibrio”. Una vez que se encuentra, se necesitan prácticas, pero principalmente partidos para que ese mediocampo funcione.

Boca nunca lo tuvo. Sea por lesiones, suspensiones o por falta de decisión del entrenador, no hubo chance para disponer en un tiempo prudencial quienes son ( aunque no sea para decirlo de memoria) los titulares que van a estar en ese medio campo.

Riquelme, nunca “combatió”. Siempre jugó. Pero últimamente, en las instancias finales de los partidos, se para, camina, ya hizo lo que pudo y solo le queda la “genialidad” que de él se espera. No es él, el culpable de que dos o tres mediocres (respetuosamente) LO ENCIMEN. De a uno, escalonados o los tres juntos para no dejarlo jugar o sacarle la pelota y eso viene ocurriendo.

A Riquelme, quizás por su pasado tan brillante, se le toleran cosas futbolísticas y extrafutbolísticas, que lejos de equilibrar, desequilibran al equipo. El necesita espacios, que le alcancen la pelota, ya le resulta difícil bajar a buscarla. El físico no le permite realizar jugadas, que su cerebro privilegiado le indica. En pocas palabras y para que sirva como ejemplo, el ritmo de juego que le puede dar el “chiquito” Acosta, contrasta con el de Riquelme, si bien es cierto que la exquisitez de un pase en profundidad, una pared o un tiro libre, siempre están latentes con él en la cancha, pero es mucha la espera para que aparezca alguna “genialidad” y mientras tanto, el equipo casi juega con uno menos, algo que hoy es mucha ventaja para el adversario. Hoy los que “combatan y jueguen” en el medio campo, van a ser los que triunfen. Entiendo lo de respetar la trayectoria del jugador, pero llegó el momento de pensar que el mediocampo de Boca es posible sin Riquelme y el primero que lo tiene que entender es Bianchi. Pobre futuro le espera a Boca, si depende que esté o no en el equipo Román.

Una de las desgracias de Boca, es que cuando no estuvo Riquelme, el entrenador no encontró quien lo reemplazara. Y la verdad es que de la forma que juega Román, no va a jugar nadie. Entonces, las malas actuaciones del equipo hacen que los “Riquelmistas a ultranza” (hinchas, periodistas, directivos, etc), se nieguen a ver esta realidad. Hay que encontrar el juego (principalmente en el mediocampo) sin Riquelme. Y Bianchi, lo sabe. Y si no lo sabe es porque se olvidó, que ni él ni Riquelme, son lo que fueron.

No digo que el problema de Boca sea únicamente el reemplazo de Riquelme (lejos estoy de pensarlo). Digo que hay que armar un equipo (lamentablemente), sin este Riquelme. Con todo respeto…, YA ESTA.. YA FUE.

A los ídolos, hay que respetarlos y preservarlos y una forma digna de preservar a Riquelme, es que su bajo rendimiento y el del equipo, lo arrastre a él también, con agravios e insultos, que inexorablemente llegan (sino, no se consiguen resultados y juego) y que se está a tiempo de evitar.

El inolvidable Alfredo Zitarrosa, cantó unos versos maravillosos que marcaban la gloria y decadencia de un grande del fútbol brasileño y mundial.. GARRINCHA . (1)

Con mucho afecto y respeto,
Martín

(1) Casset 1989 – Lado 2 – Tema 2 – GARRINCHA
Alfredo Zitarrosa