La última función de la Generación Dorada: gracias eternas
Hace minutos se terminó el sueño del básquetbol argentino en Río 2016.
Pese a una gran fase de grupos, el cruce fue con Estados Unidos (14 oros, 1 plata y 2 bronces en JJOO). Pero más allá de la derrota (78-105), se dio un hecho histórico: fue la función de despedida de los cuatro últimos gladiadores de la Generación Dorada.
Ahí están Manu Ginóbili, Andrés Nocioni, Luis Scola y Carlos Delfino, juntos por última vez con la casaca de la selección argentina.
Subcampeones en el Mundial de Indianápolis 2002, campeones olímpicos en Atenas 2004 y bronce en Beijing 2008, son considerados el mejor seleccionado argentino de toda la historia de nuestro deporte. Por compromiso, por entrega, por respetar y contagiar valores, y porque fueron, son y serán unos jugadores de altísimo nivel, capaces de poner de rodillas al siempre poderosísimo Estados Unidos. No una, sino DOS VECES. Y la primera en su casa y ante su gente, en aquella semi inolvidable del 2002.
Me quedo con la explicación del Chapu Nocioni sobre lo que vivimos con el básquetbol argentino en este comienzo de siglo: «No hay manera para explicar de una manera racional lo que hizo la Generación Dorada. Nos hemos acostumbrado a esto, pero esto no es verdad.»
Gracias eternas.
Como voy a extrañar esta generación dorada. Fue hermoso poderlos ver. Lindos recuerdos.