Nadia Comaneci
En 1976, con sólo 14 años, la gimnasta rumana Nadia Comaneci ganó la medalla de plata en la competición por equipos. Luego, conquistó el oro en el concurso individual, humillando a sus pares soviéticas. Finalmente, en los ejercicios fue oro en barra de equilibrios y en asimétricas, bronce en suelo y cuarta en salto.
Lo más novedoso de la actuación de Nadia fue el ritmo musical que imprimió a su ejercicio sobre el suelo, convirtiendo en baile una sucesión de acrobacias. Con sólo 39 kilos de peso y 1,56 metros de estatura, Nadia enamoró a los canadienses, convocando a 18 mil espectadores al Forum de la ciudad el 22 de julio de 1976, en la final individual femenina.
Cuatro años después, en las olimpíadas de Moscú, en 1980, Nadia no pudo reeditar sus triunfos a causa de la parcialidad de los jueves soviéticos, que ayudaron a la local Yelena Davidova. Incluso el entrenador de la rumana, Bela Karoly -posteriormente exiliado a EEUU-, llegó a pelearse a trompadas con una jueza soviética que no le dio a Nadia las centésimas suficientes para que sea campeona olímpica, favoreciendo y consagrando así a Davidova.
A pesar del problema, Nadia fue medalla de plata en el ejercicio individual, en el concurso por equipos y en los ejercicios sobre el suelo. Finalmente, en la barra de equilibrios logró la medalla de oro con un dominio abrumador que no pudo ser boicoteado esta vez por los jueces soviéticos.
En 1983, durante la «Universiada» de Edmonton realizadas en Canadá, el mismo país que se enamoró de ella siete años atrás se embelesó con una hermosa mujer de 22 años, de formas encantadoras, que tan sólo pudo dar consejos a sus compañeras ante la imposibilidad de seguir siendo la estrella del tatami.
En noviembre de 1989, pocos días después de la caída del muro de Berlín, Nadia Comaneci se fugó de la Rumania del dictador Nicolae Ceaucescu y se instaló en los Estados Unidos, aunque acabó residiendo en Canadá, el «país de su corazón».