Profesionales y humildes
Me tomo la libertad de inicio de pedirle a los lectores (mala costumbre empezar pidiendo), de pedirle digo que hagan memoria, que intenten recordar cuándo alguien les sorprendió con una entrada para el fútbol o cuando llevaron por primera vez a su hijo o sobrino al fútbol, ¿recuerdan su cara? Con todo lo que (económicamente hablando) cuesta, con todas las ilusiones que en ella se depositan, no es para que unos “profesionales” te paguen con esos 10-15 minutos finales vergonzosos que vivimos en el partido ante Chile. Alguien que quiere se campeón no puede jugar a no perder, a no ser que nos queramos mirar en el espejo de Italia con su juego rácano pero efectivo hasta el punto de tener tres victorias mundialistas.
Pasado el bochorno, ante Portugal se vivió un ejercicio de trabajo y sacrificada humildad futbolística, que nos presenta en la ronda que tanto miedo nos da: los cuartos de final.
El rival, peligroso, aguerrido y propenso al exceso de confianza que nos mande para casa. Muchas ganas y mucho peligro. Físicamente la selección nacional va creciendo, y falta nos va a hacer, porque se nos presenta ante Paraguay un partido físico, duro, cerrado y no precisamente de un equipo que vaya a salir a por el partido. ¿Será Llorente de nuevo el desatascador, el que atoche la defensa rival contra su propio área y genere los espacios que otros puedan aprovechar?
La respuesta, el sábado.
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