La carta de René Houseman a Lionel Messi, en el día de su cumpleaños
Por René Houseman
(Publicada en La Garganta Poderosa)
Tranqui, no te voy a escribir un poema, ni un cuento, ni una biografía, aunque ahora sea un periodista mundialista…
Solamente, te voy a escribir una carta, para desearte que pases un feliz, pero feliz, pero muy feliz cumpleaños.
Y no porque seas el mejor futbolista que mis ojos hayan visto en una cancha de fútbol, sino por lo que sos afuera, por la calidad de persona que sos, cuando no te muestra la televisión. Porque pese a ser tan reconocido mundialmente, nunca buscaste figurar y jamás te olvidaste de donde te criaste, como yo tampoco me olvidé de la villa en la que nací. Y tener eso presente, es lo que hace diferentes a los grandes de verdad.
Personalmente, me siento un privilegiado por haber compartido buenos momentos con vos, como aquella vez que me tocó darte la camiseta 19, a pocas horas de tu partida a Sudáfrica… Justo a mí, ¿te acordás? Ojalá que sí, porque yo nunca lo voy a olvidar.
Por eso que me trasmitiste siempre, hace unas semanas decidí regalarte esa pulsera bendecida por el Papa, que para mí era importante, pero más importante era que la tuvieras vos, y que te llenara de suerte de cara a este Mundial. Aunque… ¡Mal no te está yendo, fiera! Dos partidos, dos goles, seis puntos. ¿Qué más podés pedir? Vos divertite, que nos hacés divertir.
¡Mal no te está yendo, fiera! Dos partidos, dos goles, seis puntos. ¿Qué más podés pedir? Vos divertite, que nos hacés divertir.
¿Goles? Ya los hiciste todos, de todas las formas. Y ahora nos tenés a millones esperando para ver qué otra forma se te ocurre. ¿Chiches? A rolete, a motor.,, Pero eso no es lo mejor: lo mejor es lo que viene, porque vos jugás para el equipo y además en equipo, nene. ¿Sabés lo que significa eso, en este mundo de hoy?
Yo, al igual que mis compañeros de La Garganta, no te conocí en el humilde barrio obrero de General Las Heras, ni cuando ibas de la mano al club de tu viejo, ni tampoco cuando diste tus primeros pasos en Newell’s. Ni siquiera cuando el Barcelona te ayudó a salir adelante, en medio de la crisis del 2001, para que pudieras garpar tu tratamiento. Si digo eso, miento… Pero no lo estoy haciendo (y si tiro rimas, es porque estoy aprendiendo).
Para serte sincero, no te conocía ni cuando gritaste tus primeros goles, ni cuando diste tus primeras notas. Te conocí después, primero con la 10. Y luego descubriendo la clase de tipo que sos, algo que terminé de confirmar justamente en esa nota con La Garganta, cuando te pusiste la camiseta de la villa, y la de Mariano Ferreyra, y la de Julio López… O sea, cuando te pusiste la camiseta argentina.
En cada letra, como en cada gambeta, vas y venis derrochando humildad. Y por si quedara alguna duda, esta misma semana nos lo volviste a demostrar, en medio de este quilombo del Mundial, corriéndote de la zona mixta para acercarte a nuestro corresponsal, como si no fueras el mejor jugador del universo universal…
Por todo eso, hoy se me ocurrió saludarte y abrazarte, aunque no pueda verte o aunque esta carta no sea más que una excusa para agradecerte. ¿Por qué? Porque me dejaste conocerte. A vos y a tu corazón… Pase lo que pase, pibe, vos ya saliste campeón.
¡Que tengas un poderoso cumple, Lionel!
24 de junio de 2014.
PD: Impriman la carta, que se la voy a llevar al hotel.