Palermo se despide del Monumental
Así como para cualquier delantero, convertir el gol del triunfo en su debut en un superclásico resulta ser un sueño difícil de concretar, existe en el fútbol argentino un hombre que no sabe de imposibles y que cada día le agrega capítulos a su historia de película. Ese futbolista es Martín Palermo, quien a los 37 años suma seis tantos en el Apertura 2010 y el próximo martes 16, en el infrecuente horario de las 19 , podría jugar su último partido contra River en el Monumental.
Tal vez, una de las primeras escenas de ese rodaje, que aún no tiene fecha de estreno, se filmó, sin que él supiera, la tarde del 25 de octubre de 1997 , jornada que coincidió con el también inesperado epílogo de otra indudable vida de película: la de Diego Maradona.
River, como casi en toda la década de los ´90, jugaba mejor y ganaba 1 a 0 ante su gente. Pero tras la igualdad de Toresani (definición tres dedos a lo Chelo Delgado), el Titán se elevó bajo la lluvia, clavó el cabezazo y colocó la pelota junto al palo derecho de Burgos, que se quedó reclamando una supuesta falta de Bermúdez. Fue 2 a 1 y locura xeneize.
Ese primer grito de Palermo al equipo millonario inició su camino a la indiscutida idolatría del planeta xeneize, que se ratificó con más de una docena de festejos ante los clásicos rivales, y otros tantos que lo elevaron al pedestal de máximo goleador histórico del club de la Ribera.
Curiosamente, aquella de 1997 fue la única vez que el rubio delantero anotó y se fue victorioso del Monumental. En las otras dos ocasiones, todo terminó en igualdad 1 a 1 ( Apertura 2000 y Apertura 2009). Incluso, pese a su buena racha personal ante River, de los 9 superclásicos que Palermo jugó en Núñez por torneos locales, Boca empató 4, perdió 4 y sólo ganó el restante.
Sin embargo, el Titán fue siempre un rival temido por River. Porque a lo largo de toda su carrera, se convirtió en el máximo goleador xeneize del superclásico con 15 conquistas, con el siguiente desglose: 7 por torneos locales (3 en el Monumental y 4 en la Bombonera), uno por la Libertadores (el inolvidable «gol con muletas» de 2000) y otros 7 en torneos de verano (3 en 1999, 2 en 2008 y uno en 2007 y otro en 2010).
Por todo eso, no será un partido más para Martín Palermo. Porque seguramente, y para ser fiel a su historia, hará lo posible para sumar un capítulo más a la película, a unos pocos meses meses del irreversible «The End».
Aquel desahogo bajo la lluvia
Martín Palermo guarda un muy grato recuerdo de la última vez que jugó en la cancha de River.
Fue con los colores de la selección argentina, por la anteúltima fecha de las eliminatorias sudamericanas 2010, el 10 de octubre de 2009 .
Cuando el estadio había enmudecido ante el inesperado empate de Perú sobre la hora, el imán del pie izquierdo del Titán atrajo la pelota enviada en forma de buscapié por Federico Insúa y apenas la tocó para desatar la locura de todos bajo un diluvio monumental, y decretar el 2 a 1 que dejó al equipo entonces dirigido por Diego Maradona prácticamente clasificado al Mundial de Sudáfrica.