Tevez, el vecino indeseado de Brasil
La casa que el Apache tiene en Cardales está justo enfrente del complejo que eligió la selección verdeamarela para hospedarse durante la Copa América; pícaro, Carlitos adornó sus ventanales con globos celestes y blancos
La casa de Carlitos, adornada con globos celestes y blancos,
frente a la concentración brasileña (Crédito: Pablo Lisotto)
Carlos Tevez es, probablemente, uno de los pocos futbolistas argentinos, sino el único, que es ídolo indiscutido en su país, en Brasil, y en Inglaterra.
Tal vez, eso se deba a su enorme entrega en el campo de juego, pero sin dudas tiene una cualidad que lo separa del resto de sus compañeros de selección: su carisma, su desfachatez. El Apache compra a quien sea con su sonrisa y simpatía.
Por eso, para los periodistas brasileños no resulta molesto que Carlitos haya decorado las columnas de los ventanales que dan a la concentración brasileña con globos celestes y blancos. Fue durante una simpática ceremonia familiar, durante el último Día del padre. «A Tevez se le perdona todo», dice un periodista brasileño, que por reconocer su fanatismo por Corinthians, pide mantenerse en el anonimato.
Cuando decidió, hace unos meses, apostar de nuevo a construir una familia junto a sus hijas y a su mujer, el lugar elegido fue en Los Cardales, cerca de Escobar, en el norte de la provincia de Buenos Aires. En el sector más moderno y más exclusivo del barrio, casi en el medio del campo de golf, Tevez encontró su lugar en el mundo.
«Es un fenómeno. Siempre está de buen humor, nos saluda todos los días, se acerca a nuestra casilla y hasta se sumó alguna vez en la ronda de mate», dice José, uno de los responsables de mantener en óptimas condiciones los greens. Incluso, elogia las cualidades del delantero como golfista. «Podría dedicarse a eso», dice entre risas.
Tevez en Cardales «es uno más, un chico sencillo, común», dice un empleado de seguridad que impide el acceso a esa zona «por pedido de los vecinos». Y agrega: «Acá es un padre de familia más, juega con sus hijas en la calle y se divierte con cosas comunes de la vida».
Cansado de la fama, como reconoció más de una vez, Carlos está en busca de cierta tranquilidad que le dé felicidad, tanto para él como para su familia. Y parece haber encontrado todo eso en Cardales.
