Argentina tiene ese qué se yo
por Federico Martínez Daverio (*)
Todo comenzó con un viaje entre Béziers y Marsella un poco «accidentado» con un retraso de una hora en el trayecto (deberían ser dos horas de viaje y fueron tres) a causa de que un camión se incendió en medio de la autopista. Ibamos Xavier, Eric, Benoit (los 3 franceses), Ernesto y yo (mas argentinos que el Pato, deporte nacional).
Y allá nos encontrábamos con otros 10 franceses, venidos de diferentes rincores de Francia. Como verán estaba todo listo para cocinarnos, pero…
Al mismo tiempo que nosotros entrábamos a la chacán, casi a las corridas por el retraso, los jugadores ingresaban al campo de juego.
Luego de escuchar nuestro himno, desgraciadamente digo escuchar porque los franceses pasaron solo la grabación de la parte instrumental y cortaron cuando empezaba la parte cantada; para no quedarme con las ganas, me canté todo con la marsellesa, ahora todavía más linda entendiendo lo que dice la letra y encima cantándola nada mas ni nada menos que en la misma Marseille.
Rodeado de banderas francesas (ver fotos), sentía que vivía un momento único, en la ciudad más futbolera del pais.
Después de todo este folclore, el resto estaría de mas… pero para eso habíamos venido, aunque no me equivocaba.
El partido pasó sin pena ni gloria con dos equipos en transicion. Nosotros con la llegada del Diego y con todo lo que ese personaje atrae (entre otros: pidió €100.000 a la televisión francesa por un reportaje y lo peor/mejor es que… ¡¡Se lo dieron!!).
Del lado de Francia, con un entrenador muy cuestionado y buscando en Gourcuf el reemplazante de Zidane (¡todavía lamentan su retiro!), con un Henry cada día más pedante e inútil.El unico que se salva es Ribery. El resto muy tibio, incluída la defensa.
A la Argentina la vi también tibia pero con una calidad técnica inigualable, pero con la mala costumbre de vivir en el suelo como el caso de Agüero, ese chico debe tener problemas en la planta del pie. Vive resbalándose o simulando un full. ¡¡¡Insoportable!!
Demichelis y Mascherano fueron, para mí, los mejores. Y por supuesto Messi, pero parece que está dando un 50% de lo que da en el Barça. (se la pasa caminando. Quizas porque le sobra el talento).
Yo estaba a 20 metros de la barra argentina (seguramente, por la pinta, sponsorizada por la AFA); barra que no paró de gritar/cantar todo el partido, lo que me dio cabida a una explicación social del fenómeno a mis amigos franceses, los que se vieron un tanto confusos, preguntándose cómo era posible ver un partido de 90 minutos parados y saltando si había asientos, entre otras preguntas.
A mí, aunque no lo crean, me enorgulleció porque demuestra la verdadera pasión que tenemos por las cosas, pasión que los franceses dejaron en la época de la revolución, comidos por este sistema tan perfecto pero con falta de «ese que se yo».
A la salida, luego de gritar y saltar como loco en los dos goles (estabamos sólo nosotros dos argentinos en esa zona de la platea), nos fuimos silbando bajito….
A bientôt!!! (Hasta pronto)
* Federico Martínez Daverio es mi amigo personal desde 1980, es arquitecto, y se fue a Europa en 2002. Actualmente vive en Francia, cerca del mar Mediterráneo.
Además de este relato, colaboró para Dame Pelota durante el Mundial 2006 (clic aquí para leer su imperdible Así se VIVE un Mundial)