Boca, un gran campeón

Luego de superar cómodamente a Gremio en Porto Alegre por 2 a 0 con dos goles de Riquelme (el primero un verdadero golazo), Boca Juniors se ha consagrado campeón de la Copa Libertadores 2007.

La clara ventaja con que el equipo argentino viajó a Brasil (claro 3 a 0 en la Bombonera hace siete días) y el excelente planteo de esta noche, le dio al xeneize su sorprendentemente 14º título del 2000 para acá.

Si bien hubo encuentros en los que prácticamente no trascendió, Juan Román Riquelme fue la gran figura de esta Copa Libertadores. Goleador de su equipo, con ocho conquistas, y especialista a la hora de ponerle paños fríos a los partidos, Romy consiguió lo que quería desde que volvió a Boca: levantar de nuevo esta copa tan especial.

Habrá que escuchar qué dirán ahora aquellos detractores del fútbol que despliega JR, insólitamente catalogado de «pecho frío» o de «lento» por algunos que pareciera que no entienden absolutamente nada de fútbol, y que sólo se amparan en el maldito resultadismo instaurado en épocas bilardistas por estas tierras.

Ante Gremio, Riquelme contagió esa frialdad que le cuestionan a sus compañeros, sobre todo a la hora de los roces. Y también les contagió lo que es usual en Europa: no quejarse de nada.

La final de anoche era digna de encontronazos varios. De hecho, hacia ese juego intentó llevar este mediocre y limitado equpo brasileño el partido, al ver que futbolísticamente el pleito estaba acabado desde que dejaron suelo argentino hace siete días. Sin embargo, ni Banega, ni Ledesma, ni Palermo, ni ningún integrante del plantel xeneize reaccionó ante las provocaciones de los locales. Y ahí está una de las claves de esta nueva consagración.

A la hora de encontrar figuras descollantes habrá que nombrar a Mauricio Caranta, fundamental ante Vélez en la revancha de los octavos de final en Liniers, e incluso en el primer tiempo de anoche.

La línea defensiva fue muy sólida, salvo ante el Fortín, tal vez el partido más flojo de Boca en toda la Copa. Lo de Ibarra es sensacional: ganó todas las finales que jugó con la auriazul.

Ledesma fue un verdadero león en el mediocampo, mientras que Banega alternó altas y bajas en un puesto que no le agrada: el de doble cinco.

Neri Cardozo está desconocido desde hace meses, casualmente desde que sale con una bailarina de Sofovich, aunque hay que destacar que en Brasil levantó un poco su rendimiento.

Adelante, Palacio está muy por debajo de su nivel, mientras que Palermo lucha y lucha haciendo un trabajo «sucio» y muy sacrificado. Y a pesar de los dos penales que erró en esta copa, sigue siendo un goleador de temer.

A la distancia el recuerdo de dos grandes responsables de que este Boca tenga mística copera: Carlos Bianchi y Guillermo Barros Schelotto. Sin ellos, los pibes de hoy no tendrían ese plus que se siente en la cancha cada vez que el xeneize disputa una copa.

Señores, a Boca ya no le alcanza una mano para contar cuantas Libertadores tiene en su haber. Ya es séxtuple y viaja una vez más a Japón, esta vez para disputar por primera vez en su historia el Mundial de Clubes. Entre los equipos que disputarán ese torneo a fin de año se encuentra el Milan italiano, precisamente el rival de los xeneizes en 2003, última vez que Boca se coronó campeón del mundo…