Consuelo para futboleros criollos de cabotaje
Si el lector no es argentino o, siéndolo, no se emociona ni un poco con el fútbol (ni con las rivalidades que por este deporte surgen en el mundo entero)… entonces no encontrará mucho sentido a estas líneas.
Quienes en cambio puedan definirse -aunque sea en parte- como argentinos y futboleros están invitados a hacer una pequeña introspección; la única condición es que la adivinanza inicial (que será premisa necesaria del razonamiento al que invitan estas líneas) sea sincera.
Casi todos estarían de acuerdo en que no hay mejor idea para un hincha de River que dar la vuelta olímpica en la Bombonera; nada mejor, para los de Boca, que estar en la Tribuna del Monumental en medio de un festejo de campeón.
Y eso se repite con cada clásico: Huracán y San Lorenzo, Racing e Independiente, Nacional y Peñarol, Newell’s y Central… etc.
Hoy, todos los futboleros están viendo, por lo menos de reojo, los partidos del Mundial; tampoco en este evento faltan las rivalidades: para verificar esto, alcanza con ver la alegría contenida que tenían los holandeses (en la cancha y en las tribunas… ni hablar en Netherlands) en esta pequeña venganza contra España. Es obvio que no puede compararse una final del Mundo ganada (como la de España contra «la naranja» en 2010) con este partido inicial, pero el modo de festejar el quinto gol de un partido ya definido permite adivinar cuánto había de rivalidad contenida en esta reedición de lo que ya se convirtió en un clásico.
Como en cada país, las rivalidades futboleras también existen a nivel mundial; Alemania-Francia, Inglaterra-Holanda, Italia-Alemania, Camerún-Nigeria, EEUU-México.
¿Y nosotros?
Nosotros tenemos muchos «rivales clásicos». Acaso, ¿no lo es Argentina contra Chile? («el clásico trasandino»); ¿y Argentina -Uruguay no es el «clásico del Río de la Plata»? Colombia también se convirtió en un clásico de Argentina después del 0-5. Inglaterra es, indudablemente, otro archirrival futbolístico de Argentina: lamentablemente alimentado por un conflicto bélico, este match de fútbol se convirtió en clásico antes y después del mejor gol de todos los tiempos y antes de la mano de Dios: ya en la época de Rattin podemos encontrar anécdotas futboleras que demuestran esta rivalidad; los penales de Roa (más acá en el tiempo) también alimentaron esta realidad. Por eso, ¿qué mejor que gritar campeón allá, en Inglaterra, siendo argentino?
¿Y Brasil? Ni hablar. ¿Qué mejor que gritar campeón allá, en Brasil, siendo argentino?
Es difícil imaginar dos mejores tierras donde un argentino futbolero prefiera dar una vuelta olímpica como jugador, técnico, hincha o aguatero. Imagino cualquier encuesta y sospecho que en todas -por mayor o menor margen- saldrían Inglaterra y Brasil.
Por eso, quienes nos quedamos en Argentina justo en este momento de expectativa, a pocas horas del debut de la albiceleste tenemos -por qué no decirlo- un poco de envidia respecto de aquellos privilegiados que están en tierra carioca.
Sin embargo, he aquí un pequeño consuelo para quienes no nos movimos de Argentina y lo vemos por TV: considerando los antecedentes sobre cómo nos tratan en Brasil -ojo, en Inglaterra tampoco nos quieren-, los invito a un ejercicio: si todo saliera realmente mal en este campeonato mundial para la Argentina, ¿dónde preferirían estar? ¿y si todo saliera inmejorablemente bien, y termináramos levantando la Copa? El minuto posterior a la coronación o a la eliminación, el obelisco parece más amigable y acogedor… ¿o no?
La verdad es que normalmente se disimula tanto la lágrima frente al rival como la sonrisa ante el eventual predador.
Pero seguramente el argentino futbolero no quiere por estas horas ni leer la posibilidad de una lágrima.
Por eso, lo invito a pensar positivamente: ¿ud. sabe de qué escuela viene el entrenador de esta Selección? Sí, lo sabe: de una escuela que, en 1968, gritó Campeón en Inglaterra, mientras los ingleses de Old Trafford gritaban «Animals».
Otra pregunta: ¿ud. sabe quién fue el último entrenador de un equipo argentino que levantó una Copa en Brasil? Sí, lo sabe: fue en 2009 y tampoco en esa oportunidad trataron bien a los argentinos.
Yo sé que ud. sabe estas respuestas. Pero -ya que sabe- no lo diga: no es gol sino hasta que el contrario saca del medio.