El patético exitismo argentino
Resulta sorprendente que los mismos que elogian los logros del básquetbol argentino, o del rugby o de Las Leonas, y ponderan que en esos casos sí se nota que «¡hay laburo viejo!», sean los mismos que luego de dos derrotas seguidas de su equipo de fútbol pidan la renuncia del técnico de turno.
Y acá no se habla sólo de hinchas, sino también de medios y de periodistas, que se llenan la boca de elogios ante los logros de los deportes antes nombrados (a los que podríamos sumarle el tenis), pero ocupan espacio gráfico, radial y televisivo para castigar a aquellos entrenadores que no tuvieron la fortuna de que los acompañe el resultado, un hecho muchas veces anecdótico desde donde se lo mire.
Si bien en fútbol no existe la lógica, será muchísimo más probable que los resultados positivos lleguen si quien está a cargo es un trabajador como Marcelo Bielsa o como José Pekerman. Sin embargo, el primero tuvo la desdicha de no poder vencer a Suecia (aunque lo peloteó y los invito a que vuelvan a ver aquel partido) en 2002, y se volvió a casa antes de tiempo en el Mundial de Japón y Corea del Sur, donde llegó como favorito. En tanto, el segundo arañó el pase a semifinales en Alemania 2006, donde tuvo en jaque nada menos que al local, que recién pudo pasar a la siguiente fase tras los muchas veces injustos penales.
En ambos casos, la reacción general fue la de destrozar todo el proceso previo. A Pekerman lo llegaron a catalogar como «El De la Rúa del fútbol» y a Bielsa casi que lo querían colgar de la Pirámide de Mayo, como si fuera un asesino serial. Así de «histérica» es el hincha y así de «histérica» es un sector nefasto del periodismo deportivo argentino, que cree que opinar igual que el hincha le da un acercamiento a éste y más ventas/rating/audiencia según donde trabaje.
En un caso un gol y en otro un penal hubieran bastado para endiosar a ambos entrenadores por llevar a la selección argentina a las semifinales de un Mundial. No llegaron y todo lo otro se fue a la basura. En el caso de Bielsa, al menos Marcelo buscó revancha y se fue campeón olímpico. «No jugó contra nadie y le ganó la final a Paraguay», fue la respuesta de los mediocres ante la demostración de que el trabajo había valido la pena tras la gran consagración en Atenas 2004. Lamentablemente, actitudes como esas dejaron sin energías al gran DT que hoy disfruta Chile, que peligrosamente también lo endiosa.
Pekerman, en cambio, no tuvo revancha y ve con tristeza como día a día se tira abajo todo lo que él construyó en las inferiores, trabajo de notable injerencia en la selección mayor, y que hoy está igual o peor que antes de la llegada de José a la AFA.
También ajeno a la lógica, es más probable que proyectos extrañamente fusionados como el de Diego Maradona al frente de la selección argentina fracasen. Al no tener más sustentos que sueños y comparaciones místicas, al primer traspié no hay respuestas. Como le pasó a Gatica. Somos los mejores del mundo hasta que enfrentamos a un noqueador de verdad. Y al igual que el Mono, le ponemos la trucha sin protección, y a la primera trompada nos vamos a la lona y nos cuentan hasta mil.
Habría que debatir y definir qué es éxito y qué es fracaso en el deporte, y especialmente en el fútbol.
Así como existen las injusticias (ya se habló de Bielsa y Pekerman), por suerte, el deporte de la pelota muchas veces es justo y castiga a los que no hicieron las cosas bien como para merecer el título. Y el caso más claro para graficar esta idea es la no consagración argentina en Italia ´90, porque si aquel equipo diezmado, pobrísimo, limitado y lamentable era campeón del mundo, hubiera sido una gran injusticia.
En este escenario, lo que sorprende es la masiva recepción que tuvo la selección de Maradona tras un nuevo fracaso mundialista, y tras una gestión de poco más de un año donde se recolectaron una nueva derrota con Brasil, la peor derrota histórica (1-6 con Bolivia) y una de las peores goleadas en contra de la historia en Mundiales (0-4 con Alemania). Una lectura simple sería: La gente sigue queriendo a Diego, lo sigue bancando e idolatrando. Ahora, de ahí a pensar en renovarle el contrato es preocupante, porque no hay sustento para no imaginar otro fracaso. Sólo un gran beneficio económico por el magnetismo de la imagen de Diego habilita un nuevo intento. Pero fútbolísticamente no hay razones.
Pero atención, que así como se elogia a, por ejemplo Las Leonas, no se sorprendan si aparecen las críticas, aún de aquellos que ni saben las reglas del hockey, si las chicas no salen campeonas en Rosario dentro de poco más de un mes, como si todos los demás equipos vengan de paseo y no les interese consagrarse.
Pingback: Noticias Argentinas
Pingback: Noticias Argentinas
Simplemente genial!
Por fin alguien que dice la posta, y mas en un sitio tan conocido.
Es asi, pero no solo sucede en la selección, me animo a decir que en Boca paso exactamente lo mismo.
Caso Russo… no le ganó al Milán y lo echaron.
Ischia… no le trajeron un jugador de los que pidió, por algo ese equipo no se consagro, pero le trajeron a Bianchi para que le haga sombra…
En fin te dejo un saludo Pablo, segui asi!!!
Perdón me olvidaba de decir que la nota es muy buena y que tendrias que haber resaltado un poco mas los ( Logros de Maradona con la selección ) JAJAJJA Los hubo ?
De que técnico estamos hablando. Como motivador del equipo es excelente, pero como técnico nunca supo ni ssbra conducier un equipo. Por favor analiza friamente y sin el corazón que es lo que ha hecho, y vas a ver.
Excelente tu nota. Te felicito.
Firma: un lector silencioso de DP
Pingback: Tweets that mention El patético exitismo argentino | Dame Pelota -- Topsy.com