Intolerantes
Estamos viviendo en una etapa donde la intolerancia convive entre nuestra sociedad y, poco a poco, se está convirtiendo en algo frecuente.
Muchos no soportan la opinión desigual. El que opina distinto a uno es un tarado, un inmaduro, un ignorante, un puto, un negro de mierda, un bostero sucio, una gallina hija de puta, un facho, un peronacho de mierda, un radicheta, un milico, un buche, un sorete, y tantas otras opciones, de acuerdo a la situación y al enemigo.
Me cuesta comprender, desde mi humilde lugar de blogger, como puede ser que algunos usuarios puteen para demostrar su desacuerdo con mi opinión que, justamente, es mía y es más que lógico que genera adeptos y oposiciones. Si todos coincidieran, tal vez me postularía a presidente de la nación…
No creo que sea tan difícil que para confrontar una idea se discuta sanamente, en pos de un crecimiento intelectual de ambos involucrados, sin caer en la puteada o en la degradación. Sin embargo, tanto en mi blog como en la sociedad toda, si no comparto tu opinión, piso tu opinión, la destrozo. No pueden convivir la tuya y la mía. Tiene que vivir la mía…
Tal vez una conjunción de educación menemista, sobredosis de cerveza y paco arruinaron los cerebros de miles de connacionales, lo cual genera más comprensión de mi parte ante este problema. Pero de alguna manera, aquellos que sí recibimos una educación digna deberíamos hacer algo para revertir esta curva descendiente, que termina en el regreso del hombre al mono, pasando previamente por la época cavernícola, donde varios habitan en este instante, disfrazados de barrabravas, donde la opinión contraria es sinónimo de garrotazo y festejo «dunga dunga» arriba de la víctima, como grafica el genial Roberto Fontanarrosa en uno de sus cuentos de su ultimo libro.
excelente nota, adhiero plenamente a respetar las opiniones, a debatir sin putear
un abrazo.
pd: a saber escuchar