Los últimos mimos de TyC a Grondona

Como dice Juan Ignacio Zaccagnino desde su interesante blog «Locura de pensar«, la tapa de agosto de la revista El Gráfico se convirtió, sin quererlo, en una edición histórica.

Sucede que la nota principal es una extensa e inocente entrevista a Julio Grondona y a Joseph Blatter, que desde la tapa se vende como «Rumbo a Sudáfrica 2010». y presente a ambos personajes como «los emblemas de la FIFA«, quienes entre otros temas elogian los 90 años de la popular revista.

La nota fue realizada durante la Copa Confederaciones, y la edición cerró antes de que Grondona rompiera el contrato con TSC (o TyC, que es lo mismo), dueña de la revista El Gráfico desde hace una década, curiosamente responsable de la debacle de la otrora prestigiosa publicación.

Rotos los vínculos entre el que se cree dueño del fútbol en la Argentina y los que se creían dueños del fútbol de Primera por TV, desde la revista serán tiempos (ojalá) de investigaciones, de acusaciones, de críticas, de cuestionamientos… El Gráfico tiene la gran ocasión de posicionarse como una revista alternativa, en lugar de ser el house organ de TyC, en donde además conviven, vale aclararlo,  notas que siguen siendo interesantes y donde se nota que aún hay periodistas que valen en su redacción.

Este panquequismo no es nuevo en la revista deportiva más conocida y antigua de Latinoamérica. Desde el Mundial de Argentina 1978, El Gráfico era menottista hasta la coronilla. Chorreaban elogios a mansalva al sistema de juego elaborado por el Flaco, que priorizaba el fútbol lindo por sobre el resultado.

Pero allá por junio de 1982, en pleno mundial de España, sucedió lo inesperado: un minuto después de que la Argentina quedara eliminada ante Brasil, en segunda fase (cuertos de final), Héctor Vega Onesime, su director de por entonces, salió de su oficina y vociferó: «Ahora, hay que matar a Menotti«. Eso produjo la casi automática renuncia de tres grandes plumas del medio: Guillermo Blanco, Carlos Ferreira y Juan José Panno, quienes, antes de quebrar sus ideales, pegaron el portazo y buscaron nuevos horizontes. Se bajaron del tren en pleno movimiento. Y salieron ilesos. (*)

Casi diez años después, hubo otro golpe de mango de sartén, y luego de mimar a Maradona de 1986 a 1991, pasaron a defenestrarlo. A hundirlo de la manera más cobarde: cuando estaba hundido. A pegarle en los tobillos cuando ya estaba en el piso. A talarlo, cuando ya se había venido abajo.

Entonces, poco después de que Diego saliera totalmente ido del departamente de Caballito, Aldo Proietto, director de entonces y responsable de que El Gráfico perdiera casi toda su credibilidad y que se hunda hasta casi desaparecer, decidió que era hora de matar a Maradona. Publicóun supuesto «Documento exclusivo» donde contaba la relación de Diego con las drogas. Y se pudrió todo con el 10, que estuvo años sin hablar con periodistas de esa revista.

En una de esas, por estos días alguien en El Gráfico (o tal vez el mismísimo dueño de TyC) se pare en el medio de la redacción y declare: «Ahora, hay que matar a Grondona«.

Tal vez eso provoque que algunos bajen la cabeza y empiecen a rumbear su carrera hacia un nuevo destino. Y tal vez otros tantos, fanáticos sijulistas, se planten ante la nueva directiva y busquen nuevos horizontes, tal como hizo, con motivos mucho más valorables, el trío que se fue con la frente alta y sus ideales intactos, a fines de 1982.

(*) este asunto está claramente explicado en el recomendable libro «Vivir en los medios. Maradona off the record», de Leandro Zanoni (Marea, 2006)