Nalbandian: «Si sigo sano, puedo volver a ser top ten»
Por Felipe Cáceres
desde Auckland
En el abierto de Auckland, la legión argentina, por un día fue la escudería argentina de tenis. Tanto Juan Mónaco, número uno del país, como David Nalbandian -el segundo mejor rankeado-, arrancaron la temporada 2011 del ATP en la pista central del torneo de Nueva Zelanda, ubicada en el moderno barrio de Parnell en pleno centro de la capital maorí. No obstante, esta vez, la suerte fue dispar y el «uno, dos» rápidamente se desvaneció. Mónaco tuvo un mal día ante Adrian Mannarino, un francés proveniente de la qualy y 80º del mundo, mientras, «el rey» David, dio muestras de lo aceitado que está para encarar en el abierto de Australia, tras ganar en buena forma al italiano Fabio Fognini, número 57 ATP.
El número uno
La sexta vez de Pico en el torneo kiwi fue a media maquina. Cayó por 6/3 y 6/4 ante el francés 80 del mundo, Adrian Mannarino, mostrando muy poco de la buena versión lograda a fin del año pasado, justo el día que encaró su novena temporada como profesional, haciéndolo por primera vez con el cartel de número uno de Argentina.
Pico se despidió rápido de Nueva Zelanda, uno de sus torneo favoritos y donde tiene una gran recepción del público local. «Fue extraño, me vi sorprendido. Fue muy rara la sensación porque venía entonado, con buenos entrenamientos y hoy me sorprendí de los errores que tuve. No pude entrar en ritmo de juego», declaró.
El partido le sacó ronchas al tandilense. Se lo vio incomodo desde un principio y la irregularidad le paso la cuenta frente a un joven francés que se defendió con lo básico para sumar con su servicio y una muy buena lectura del partido, logrando de paso los argumentos que le dieron el triunfo y que ciertamente, Mónaco olvidó. A pesar, de que la motivación para 2011 está al máximo: «Tampoco es para darle muchas vueltas, no es algo que me tenga que alarmar, sé que hice las cosas bien para llegar a este partido. La idea es seguir entrenando y ahora poder llegar bien para Australia». concluyó tras finalizar su primer partido oficial del año, antes de embarcarse al Australian Open, torneo que comenzará el 17 de enero, en Sydney.
El número dos
A continuación de Monaco, la bandera verde fue para David Nalbandian, quien venció a Fognini por 7/5 y 6/4. El arranque de unquillense fue prometedor: fue agresivo, aceleró pelotas, dosificó un partido largo y galaneó con devoluciones en los momentos que los games lo requerían. Por momentos, el italiano nunca dejó de acecharlo y como muestra de eso fue el primer set que se extendió por más de una hora, bajo unas condiciones de viento irregulares, que provocaron repetidos errores de ambos tenistas al inicio del partido.
Ya en su undécima temporada, Nalbandian se siente a pleno. Está más delgado y su cuerpo técnico liderado por Luis Lobo, lo tiene puesto a punto para la temporada que se le avecina. La propuesta de David no cambia: jugar partidos largos y tomar riesgos que descoloran al rival. La muestra fue acá, en Auckland, en un torneo donde se siente superior a la media: «Hoy estoy 27 y con muy pocos torneos en el año pasado, así que si logro tener un poquito más de regularidad y sigo manteniéndome sano, puedo estar peleando los primeros puestos y volver a estar en los diez primeros», se ilusiona.
Tu propuesta es más atractiva y diferente que la del resto. El público lo siente así, los medios lo han dicho siempre, ¿lo sentís así?
– Yo siento que tengo que entrar a jugar y a tratar de ganar. Después si la gente le gusta y a la prensa le gusta, mejor. Cada uno tiene un estilo de juego. Hay gente que se siente más identificado con un estilo, más que con otro. Yo trato de hacerlo lo mejor que puedo
¿Echabas de menos volver al circuito?
– Es duro. Descansamos todos a final de año y luego empeizan los torneo muy rápido, es como no parar nunca. Pero bueno, la verdad es que es lindo volver a jugar, estar de vuelta en el tour y preparar un Grand Slam siempre es importante. Así que estoy contento de arrancar de vuelta el año.
¿Con la mente acá o en Australia?
– ¿Hoy? Acá.