River, Boca y la pasión de multitudes
El domingo se juega una nueva edición del superclásico del fútbol argentino, el primero de una serie de 50 eventos imperdibles que publicó el diario inglés The Observer.
Lamentablemente, no queda otra que caer en frases comunes. Suena hasta tedioso volver a escribir que «en estos partidos nada está dicho», o que «cualquiera puede ganar». Pero es la más pura verdad. De hecho, en los ´90, River jugaba mejor pero Boca ganaba o al menos no perdía.
Si en el fútbol, y en los clásicos, existiera la lógica, todo parecería indicar que Boca debería ganar sin sobresaltos el domingo. Ganó los últimos tres partidos, viene en alza, y para colmo se «enchufó» Riquelme. Encima, la endeble defensa riverplatense invita a imaginar a un Palermo que, con casco, máscara o lo que se ponga, se puede hacer un picnic, en un estadio que le cae bien (hizo goles con Estudiantes, con el xeneize y el reciente con la selección).
Del otro lado espera River, que desde hace un año juega bajo presión. Último en el Apertura 2008, octavo en el Clausura 2009 y 16º en el actual torneo, el equipo se despidió de la lucha por el título mientras mira de reojo la tabla de promedios, en la cual estará muy complicado en 2010, en caso de que la tendencia siga como hasta ahora.
El plantel actual del Millo encontró como caudillo a Matías Almeyda, un gran futbolista que hace dos meses jugó el torneo senior y estaba retirado, y ahora es el emblema del equipo conducido por Leonardo Astrada. Más allá de las cualidades del Pelado, un total despropósito que evidencia el triste presente de la entidad presidida por José María Aguilar, gestión que afortunadamente termina en diciembre.
Es temprano para evaluar la labor del Negro como DT. Sin embargo, la impresión que dejó La Banda ante Huracán invita a la ilusión, más allá del 0 a 0 y de la superlativa actuación de su arquero Vega.
Así las cosas, sólo resta aguardar hasta las 16.10 del domingo, en donde una vez más, River y Boca, Boca y River se verán las caras. Mientras uno irá en busca de acercarse a la cima, el otro intentará regalarle una sonrisa a sus hinchas, que tal magullados de resultados adversos viene, y que no merece.
Les dejo un especial de The History Channel sobre este superclásico que paraliza al país futbolero.
Parte 1:
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Parte 2:
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