Una luz de esperanza
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El título juega con las interminables comparaciones que se pueden encontrar entre la actualidad del equipo nacional con lo que sucedió antes de México ´86.
Esa frase fue la que utilizó la revista El Gráfico para la tapa de la edición posterior a una goleada argentina contra su ignoto par de Israel.
Aquella vez, el 7 a 2 provocaba precisamente eso: una luz de esperanza luego de la angustiosa clasificación del ´85 y los pobres resultados previos al Mundial. Ni la cantidad de goles permitía soñar con la gran consagración que se dio después, ni la limitada resistencia del rival habilitaba a demasiado análisis extra, aunque sí es cierto que esa victoria le dio aire al entonces cuestionado DT Carlos Bilardo y un envión anímico al plantel.
Por estas horas sucede algo muy similar con el equipo dirigido por Diego Maradona.
El 1 a 0 ante Alemania en Munich también es una luz de esperanza en el medio del espinoso camino del equipo argentino hacia Sudáfrica. También lo fueron en su momento el 3 a 2 a Rusia en Moscú y el 2 a 1 a Francia en París, , aunque en esos momentos el nerviosismo por clasificar al Mundial no permitió destacar y/o elogiar aquellos triunfos en suelo visitante como hubieran merecido.
Al igual que en aquel partido ante los israelitas, el triunfo ante los germanos ilusiona, invita a soñar, posiciona al equipo.
Durante el primer tiempo, el conjunto dirigido por Maradona fue protagonista y salió a ganar. Por eso fue un premio tardío el gol de Gonzalo Higuaín, casi sobre el final de esa etapa. Sin descollar, la ventaja debió haber llegado antes.
La segunda parte fue verdaderamente pobre. El combinado albiceleste fue retrocediendo en el campo, y le regaló pelota, terreno e iniciativa a un equipo de Alemania que no supo cómo aprovechar esas ventajas y evidenció ante su público que resulta, según lo exhibido ayer, un rival inofensivo. Apenas si asustó a Romero con remates desde media distancia, o con algún centro «a la olla», acciones en las cuales siempe encontró atento y rápido de reflejos al arquero titular de esta selección argentina.
Seguramente habrá que trabajar más de aquí hasta el 11 de junio. De eso no caben dudas y para eso está este período. También es una tranquilidad el regreso de Samuel. Su dupla con Demichelis trasmite seguridad y afianza aún más la labor del arquero. Tal vez sigan indefinidos los puestos de 3 y de 4, algo que ni Bilardo logró estabilizar, ni siquiera en México (comenzó con Clausen y Garré, y terminó con Olarticoechea y Cicciuffo).
El mediocampo debe ajustar ciertas piezas, pero Jonás, Masche, Verón y Di María parecen una fija para el debut del 12 de junio ante Nigeria. Y la dupla Messi-Higuaín parece inamovible, más allá de las diversidades tácticas que Maradona puede darse el lujo de probar.
La selección argentina jugó el último amistoso oficial antes del Mundial. Y si bien fue uno más, no fue uno más.
Hay luz al final del camino. Y hay futbolistas con hambre para hacer historia. Eso es lo que ilusiona, más allá de toda crítica.