Messi maravilla
A esta altura de los acontecimientos, cuando ya han pasado más de 12 horas de una nueva cátedra futbolística de Barcelona y de Lionel Messi, su genial director de orquesta, resulta difícil brindar un análisis distinto al que envuelve al mundo desde todos medios deportivos que se puedan imaginar.
Con sus cuatro goles ante Arsenal, Lionel Messi volvió a ratificar su condición de mejor jugador del mundo de los últimos dos años. Si bien aún falta, ya no hay dudas de que retendrá el Balón de oro que le dieron los responsables de France Football el año pasado, y lo mismo sucederá con el premio de la FIFA. Messi no tiene rival, y no hay nadie que le haga sombra.
Pero centrarse en lo que haga Lío e ilusionarse con que finalmente explote con la camiseta albiceleste en Sudáfrica 2010, donde a las claras llegará como el favorito a ser la gran figura del torneo (y tendrá que saber absorber esa presión para que no le juegue en contra), o incluso algunos renegar de su éxito en España y pronosticar «en junio lo vamos a putear», es menospreciar a Barcelona.
Es realmente un placer ver al equipo que dirige Josep Guardiola. No sólo gana, sino que aplasta a su rival. Lo somete táctica, física y futbolísticamente. Cuando hay que definir campeonatos y llaves de copas, parece invencible. No lo es, claro. Y eso es precisamente lo que lo hace más vistoso, más humano, más cerca del hincha.
Supongamos una hipotética derrota ante el sensacional, compacto, explosivo e insólitamente cuestionado Real Madrid de Pellegrini (juegan el sábado a las 17, en el Santiago Bernabeu), o incluso si perdieran el título y la Champions (Inter, al parecer de quien esto escribe, puede hacerle frente). ¿Alguien podrá cuestionarle algo a los catalanes?
Disfrutemos del hecho de ser contemporáneos de este Barcelona y de este Messi. Es el sano consejo de alguien que hacía muchos años que no disfrutaba viendo a un equipo de fútbol que juega lindo a la pelota. Y que además, gana.
Aquellos que ven pasar las cosas lindas, para luego disfrutar cuando esa etapa se termina, son los mediocres que lejos de gozar con ver a un equipo (Barcelona) y a un jugador (Messi) que son la síntesis del fútbol mismo, aguardan el tropiezo o el final del ciclo exitoso (algo inevitable en un deporte donde a veces también se pierde).
Pobres personas, carentes de ilusión, sueño y disfrute.