Playa canina: la maravillosa experiencia de veranear con tu perro junto al mar
Tobi es un Shitzu, tiene 7 meses y vive su primer verano junto al mar. Lucas y Nicolás, de 12 y 9 años, lo disfrutan a cada instante: le hacen mimos, le dan de comer, juegan y corren junto a él, e intentan llevarlo al agua. Pero el perro no se anima. Va feliz hasta la orilla… hasta que vuelve sobre sus pasos ante la llegada de una ola. Una, dos, tres veces. No hay caso. Por el momento, prefiere regresar a su carpa y quedarse a la sombra.
Allí espera a diario a sus amigos. Chewbacca, de la famosa y nunca bien ponderada raza perro, es su compinche desde el primer minuto. Tobi toma agua de la carpa vecina y Chewie se alimenta del plato de comida de su amigo. Pero también intenta acercarse a Kaia (una bulldog francés que prefiere ignorarlo). Se alegra cuando ve llegar a Albóndiga (ovejero alemán). Se saluda a la distancia con Pedro (caniche) y con Uma (bóxer). Y no sabe cómo hacer para sacudirle la pachorra a Olivia (una boyero de Berna extremadamente mimosa). Aunque uno de los mejores momentos es cuando corre a toda velocidad y haciendo ochos en la orilla. Sobre todo con Pupi, un salchicha que parece no cansarse nunca.
El balneario elegido por la familia de Tobi se llama YES!, la primera playa canina de la costa atlántica. Está ubicada a metros del faro de Mar del Plata, dentro del complejo conocido como Playas del Balcón, y es todo un éxito.
“YES! surge en 2013, cuando llega India a casa, una pinscher miniatura. Queríamos veranear con ella y no nos permitían ingresar a ninguna playa”, cuenta Nair Sapienza, una de las responsables de esta propuesta innovadora junto a Gabriel, su marido. Y agrega: “En algún lugar sí pudimos acceder, pero notamos que el balneario no estaba preparado para cumplir con las normas básicas de higiene canina, y que otros veraneantes no querían pasar sus días de descanso junto a otros perros. Fue ese mismo verano que agarramos un cuaderno y empezamos a bosquejar qué servicio nos gustaría encontrar aquellos que quieren veranear con sus mascotas. Después de mucho trabajo, el estreno fue en el verano de 2015”. Desde este año, el lugar también cuenta con el sponsoreo de la marca de alimentos para mascotas Eukanuba.
En la playa canina está todo pensado: al ingreso se pide la tarjeta sanitaria del animal y Juan, uno de los empleados, prepara la carpa y le sirve un plato con agua que irá recargando durante toda la jornada. Hay una zona de juegos, piletas, reposeras y baños para perros. Y ante un imprevisto hay varios puestos para retirar bolsas especiales y levantar la caca. También hay pequeñas palas y rociadores para colaborar con la higiene del lugar, que resulta impecable. Aquí los roles se invierten: ellos son los protagonistas, y sus dueños le hacen compañía. “Mi perro es parte de mi familia”, destaca un cartel en la entrada. “Prohibido el ingreso sin mascotas”, alerta otro. La tarifa incluye una pileta para niños y el acceso a los vestuarios.
Por las tardes hay actividades específicas. Gimnasia y stand up paddle para perros, y hasta yoga (“doga”) para recibir el atardecer junto a las mascotas. También hay un adiestrador que se lleva todas las palmas. Lucas Kulikov estudia desde 2013 el comportamiento canino y se preparó para saber resolver problemas de conducta. Él es quien le hace el ingreso a la playa a los animales. Se fija si son o no sociables, primero con chicos y luego con otros de su misma especie. Si bajan alterados los calma, los hidrata, y los va adaptando para que ingresen tranquilos a la playa y se mantengan así. Es su primer año en YES!, y está feliz con la experiencia: “Acá la clave es lograr el relax. Que toda la familia disfrute. Se relaja la gente y el animal. El otro día había treintaypico de perros y no se escuchaba ni un ladrido”, comparte, satisfecho.
Lucas aporta los tips básicos para el veraneo con perros: mantenerlos siempre hidratados (para evitar un golpe de calor), evitarles la ansiedad (porque eso puede redireccionarlos hacia una conducta agresiva), y que no tironeen de la correa (para evitar el ahorque o lesiones en la espalda). “Siempre hay que mantener la tranquilidad, como pasa con los bebés. Si vos estás nervioso, el perro se altera más. Si se agarra con otro perro, siempre la calma te ayuda a separar esas situaciones”, aporta.
Con respecto al mar, el adiestrador explica: “Si el perro tiembla cuando se acerca al agua es porque tuvo una mala experiencia cuando era chiquito. Lo ideal es introducirlo de a poquito a ese hábitat, que entienda que el agua no le hace daño, para que relacione el agua con un momento de bienestar y relax”.
Los días pasan y a Tobi le toca volver a casa. El recuerdo de sus primeras vacaciones ya es imborrable, y aguardará con alegría el próximo verano, con la ilusión de volver a encontrarse con sus amigos de playa perrunos.