Un puesto cada vez más inestable
En apenas 11 fechas, un cuarto de los equipos ya cambió a su técnico; se fueron Zielinsky (Chacarita), Gorosito (River), Caruso Lombardi (Racing), Rivoira (Atlético Tucumán) y Diego Cocca (Godoy Cruz); la tendencia se mantiene…
Las renuncias de Héctor Rivoira y de Diego Cocca a sus cargos como técnicos de Atlético Tucumán y Godoy Cruz, respectivamente, generan un nuevo replanteo acerca de lo volátil que se convirtió esa profesión en los últimos tiempos.
En apenas 11 fechas, la cuarta parte de los equipos ya cambió su técnico. En Chacarita se tuvo que ir Zielinsky y llegó Gamboa, en River entró Astrada por Gorosito, en Racing se fue Caruso Lombardi y entró Vivas, y los dos antes mencionados.
Además, Basile amagó con irse de Boca y Cagna no puede remontar a Tigre, aunque aseguró que se queda hasta diciembre.
La situación es frecuente cada año, pero sorprende cómo cada vez es más rápida la determinación de cambiar la ficha más simple, el primer fusible: el DT.
Pareciera que no importa que sean los mismos dirigentes que anunciaron con bombos y platillos al nuevo entrenador, los que, unos pocos partidos después, le den una palmada en la espalda y le digan gracias por los servicios prestados.
A esta altura, en el Clausura 2009, el escenario era peor. Para la fecha 12, con la presión del título, la clasificación a las copas, el descenso y la promoción en juego, ya eran 8 los equipos que habían cambiado figuritas.
San Lorenzo había iniciado el torneo con Miguel Angel Russo, que fue reemplazado por Diego Simeone. En Arsenal, Carlos Ruiz sucedió a Daniel Garnero. En Banfield, Burruchaga había pegado el portazo y llegó Falcioni. Llop había cerrado su capítulo y Caruso Lombardi abrió el suyo en Racing; Estudiantes había despedido a Astrada y trajo a Sabella. En Rosario Central, Alfaro había tirado la toalla y la recogió Miguel Russo. En Independiente, Américo Gallego sucedió a Miguel Santoro y en Gimnasia de Jujuy Omar Labruna le dejó su lugar a Héctor Arzubialde.
Lamentablemente, la tendencia sigue, y sólo es cuestión de que pasen pocos meses/días/horas para saber el nombre del próximo equipo que se quede sin DT.
En el fútbol actual los dirigentes van detrás del resultado y por eso pasan estas cosas. Hay pocos clubes, y dirigentes, que se animan en serio a apostar a un proyecto a largo plazo sin mirar de reojo la tabla y priorizando las financias del club. El mejor ejemplo es Lanús quien renovó el cargo de técnico con quien fuera el ayudante de Cabrero.