Voces superclásicas
Tal vez sus rostros sean desconocidos para la mayoría, pero sus voces son un condimento casi fundamental en cada partido de Boca y de River.
En la previa de una nueva edición del superclásico, canchallena.com dialogó con Enso (sí, con ese) y Alejandro, los hombres detrás de «La Voz del Estadio» del Monumental y de la Bombonera, respectivamente.
«No me gusta decirlo, pero me han comentado que no hay nadie en el mundo con 32 años ininterrumpidos como locutor de un estadio, como llevo yo», confiesa Enso Herrera Massa con humildad, pero también con indisimulable orgullo. Y agrega: «Empecé en noviembre de 1979 y partir de ahí, siempre anuncié y voy a seguir anunciando a mi querido River Plate.»
Además, Enso destaca otro hito en su carrera, relacionado con Daniel Passarella: «Yo tuve el gusto y el placer de anunciarlo como eximio jugador de River, como capitán de la selección argentina, como técnico de River, como técnico de la selección, y también ahora, cuando asumió como presidente de la institución ¿Quién lo hizo? Yo.»
La historia de Alejandro Gómez es más reciente, y arrancó con sus funciones hace casi cinco años, en 2006. «Me tocó reemplazar a Claudio Orellano, el de Crónica TV, y fue todo un desafío. El tenía un tremendo caño de voz, bien grave, y yo tengo un tono medio, tirando a agudo. Me tomaron una prueba, me pidieron que no imite a nadie y cuando me confirmaron que me quedaba con el puesto no lo podía creer. Fue como tocar el cielo con las manos», recuerda.
Ante la inminencia del superclásico, ambos comparten sus vivencias en esos partidos.
Enso cuenta: «Yo tengo 49 clásicos en mi haber, entre oficiales, amistosos y por copas. Y nos fue muy bien, no tan bien, y a veces también mal. Pero ese es EL partido del año, como ELLOS (estamos hablando de los primos) también lo van a tener. Ese día es ajeno a todo. Las cuatro horas habituales de otros encuentros se transforman en seis.»
De la vereda de enfrente, Alejandro, a quien en esta ocasión sí le tocará ser parte de la fiesta en la Bombonera, describe: «River-Boca es otra cosa. El día que vos llegás a los partidos antes de que arranque la reserva, en los alrededores no hay nadie. En cambio, el día de Boca-River desde las 11 de la mañana es un quilombo. Está lleno de camiones, hay medios que nunca van, medios del interior, del exterior, brasileños, japoneses. Es una feria. Y ahí es cuando tomás dimensión. En los clásicos la gente está más enardecida y grita más. Hay más color. Te emociona. Te genera una adrenalina extra el vivo de un superclásico. Porque tenés que estar alerta a un montón de cosas ajenas al partido. Es River, es el rival eterno. Si cuando en los partidos nombro a Riquelme digo «Cooooon el número dieeeeeeeeeeeez.», después no se escucha más nada de lo que digo, imaginate lo que pasa en un Boca-River en la Bombonera..»
En su rol de locutores, ambos tienen un enorme poder: destacar o minimizar a propios y extraños, de acuerdo al amor y al odio de los respectivos hinchas.
Enso lo tiene bien claro: «Yo he nombrado míticas figuras. De acá y de los otros. Nombrar a un Roberto Cabañas era una delicia, porque sabías que se venía una silbatina inolvidable. Y lo mismo cuando anunciaba al mellizo Barros Schelotto.»
En cambio, a Alejandro le cuesta más definirse: «Hoy no hay grandes nombres históricos en River. Yo creo que el domingo los van a putear a todos. Cuando los empiezo a nombrar, los chifla todo el mundo, los reputean, y prácticamente me tapan.»
Son protagonistas, aún cuando probablemente sean perfectos desconocidos para la mayoría. Porque a pesar de su casi nula exposición en los medios, sus voces están en la memoria colectiva de los hinchas de Boca y de River.
Porque sus voces son. superclásicas.