Rumbo al Mundial Rusia 2018. #50GrandesMomentos: 26 – Campeones, y en casa
Durante 40 años, la Argentina debió aguardar para poder organizar una Copa del Mundo. Le habían prometido la sede para 1938, pero la FIFA finalmente optó por Francia.
Por eso, cuando el 6 de julio de 1966 el mismo organismo anunció en Londres que la Copa volvería a Sudamérica en 1978, la alegría fue total. Desgraciadamente, el golpe de estado que sufrió la Argentina en marzo de 1976 impidió que la fiesta fuera completa. Y contra el reclamo de organismos de derechos humanos internacionales, el torneo se disputó igual en suelo albiceleste.
El camino del equipo conducido por César Luis Menotti comenzó de la mejor manera. El 2 a 1 a Hungría en el debut sirvió para calmar la ansiedad, y el triunfo por igual resultado ante Francia resultó un alivio porque la clasificación estaba asegurada. Sin embargo, la derrota por 1 a 0 ante Italia trastocó los planes.
La Argentina debió dejar Buenos Aires y tuvo que ir a Rosario a disputar la etapa que determinaría a uno de los finalistas. Un 2 a 0 ante Polonia y un 0 a 0 frente a Brasil dejó la definición del Grupo B al rojo vivo. Para colmo, con el 3 a 1 de los brasileños sobre los polacos, la Argentina salió a jugar contra Perú con la obligación de hacerle cuatro o más goles para acceder a la final.
El 21 de junio se disputó un partido que aún hoy es comentado. Pero al margen de las hipótesis extrafutbolísticas que se dijeron y dicen, lo cierto es que mientras el equipo de Menotti crecia y se afianzaba con el correr de los partidos, el conjunto peruano llegó extenuado físicamente a ese encuentro tan trascendental.
El 6 a 0 sentenció la clasificación argentina a la final, que se disputó el 25 de junio en un Monumental repleto. Holanda, el rival, había disputado la final del Mundial anterior, en Alemania, y quería sacarse la espina que tenía atravesada desde hacía cuatro años.
Mario Alberto Kempes abrió la cuenta para los locales a los 38 minutos del primer tiempo de un partido durísimo, jugado a cara de perro y sin pausa. Un Fillol espectacular evitó la caída de su valla en
varias ocasiones, hasta que a ocho minutos del final del partido, Dick Nanninga, de cabeza, clavó el 1 a 1.
Poco antes de los 90 minutos, Robert Rensenbrink pegó un pelotazo en el poste, luego de colarse entre la defensa argentina, y puntear la pelota ante la desesperada salida de Fillol.
En el tiempo suplementario, la Argentina salió decidida a definir el pleito. Todos los nervios, tanto de los hinchas como de los jugadores, encontraron desahogo cuando otra vez el Matador Kempes envió la pelota a la red sobre el final de la primera etapa. Y muchísimo más cuando Daniel Bertoni selló el 3 a 1 a pocos minutos del final.
La imagen de Daniel Passarella levantando la Copa y encabezando la vuelta olímpica en el Monumental es una de las postales más importantes del deporte argentino en toda su historia, porque le puso fin a
varias décadas de desilusiones mundialistas.
- Este texto forma parte del libro 50 Grandes Momentos de los Mundiales, publicado por Ediciones Al Arco en 2014 y repartido por el Ministerio de Educación de la Nación, de manera gratuita, en todas las escuelas públicas de la Argentina.El libro se puede leer en este mismo sitio, o descargar en pdf, Todos los derechos reservados.